Exhortado por su padrastro cabrón que está harto de que su pobre esposa lo deje hambriento de sexo, le ofrece a sus hermanastras un poco de edulcorante viejo y una promesa de usar fuego infernal en ellas si no evitan que el dormitorio libre del dormitorio se desperdicie. Finalmente observa a su esposa entrar, pero no sorprendida por el evento, ella se une para una juerga salvaje y desenfrenada con él.