A lo largo de los Años Nuevos, casi muero por el intenso sexo a pelo que me dio mi vecino.Su gruesa polla cubana me devastó en varias posiciones, dejándome suplicando por misericordia.Fue un viaje salvaje.
Prepárate para una escapada sin calmar y sin filtros que te dejará jadeando.Cuando comenzó la cuenta regresiva de Año Nuevo, me encontré en un acalorado encuentro con mi sensual vecina argentina.El ambiente era grueso con anticipación mientras me arrojaba a su ajustada morada, sus oscuros y seductores ojos prometiéndome una velada de placer primordial y crudo.En el momento en que la puerta se cerró, se abalanzó, sus manos explorando cada centímetro de mi cuerpo, sus labios arrastraban fuego a lo largo de mi cuello.Antes de que pudiera recuperar el aliento, me tenía desnudada, sus fuertes manos guiándome a cuatro patas.Con un rugido primario, se hundió en mí, su descubierta verga me llenaba hasta el borde. Sus implacables embestidas me tenían aullando de éxtasis, cada embestida nos impulsaba más cerca del borde.Esto no era solo sexo, era un baile carnal, un testimonio del crudo y animalista deseo que pulsaba entre nosotros.Mientras el reloj alcanzaba la medianoche, nos quedamos jadeando y gastados, nuestros cuerpos entrelazados en una neblina postcoital.Este era un Año Nuevo que recordaría por años venideros.