La rubia Sidney está atada y con los ojos vendados en la oscuridad, al igual que la escena. Arrastrándose sobre su vestido rojo, se la ve acostada de espaldas con lo que queda de su sábana tirada en el suelo, estos pocos hilos ni siquiera cubriendo los enormes atributos. Luego entra su pareja dominante y la grita un poco antes de ponerla en varias posiciones y hacerla rogar y rogar por más. Luego la azota constantemente, y ella gime y se retuerce de placer.